Cómo hacerle un cambio de imagen a una barra de labios

¡Hola, potingueras!

La verdad es que no sabía muy bien cómo titular este post, pero espero que sea lo suficientemente claro como para que, lo que váis a leer a continuación, sea más de lo que esperabais.

Hace unos días os comentaba que me había llegado una barra de labios de la Colección Metallure de Catrice defectuosa. 

Dicho incidente está resuleto, como también os conté, pero, el quid de la cuestión es que, una vez que recibí mi nueva barra de labios en perfectas condiciones, me dió pena tirar un envase tan bonito, así que pensé en trasvasar alguna barra de labios que me guste mucho a esta preciosa carcasa.

Como es un método sencillo que podemos realizar en unos minutos, y que creo que es interesante conocer -aunque esto no es nada nuevo, no lo he inventado yo, ni mucho menos, nuestras abuelas ya hacían estas cosas-, aquí va el post.

Las fotos no son todo lo buenas que me gustaría, pero da la casualidad de que el día que se me ocurrió dedicarme al bricopotingueo la luz era penosa. Aún así lo que nos interesa es el proceso.

Váis a necesitar:
- Barra de labios de la que os queréis deshacer.
- Barra de labios que queréis trasvasar.
- Papel de cocina.
- Agua micelar.
- Aceite.
- Pinzas para cejas.
- Deditos.
- Pulso y temple.

Lo primero de todo, tenemos que asegurarnos de que la barra que vamos a trasvasar va a encajar bien en su nuevo recipiente, así que lo mejor es comparar formas y diámetros (casi todos son iguales, pero los hay más finitos o más gruesos entre marcas); y, sobre todo, altura, para que al cerrar la tapa no se estropee la punta del labial.
Para eso, mostramos a tope las barras , y buscamos que sean lo más parecidas entre sí posible.

Tenemos que sacar la barra de labios que vamos a desechar de su carcasa. Tan simple como exponer del todo la barra del envase, agarrar la parte del labial con dos deditos, y tirar de forma firme, pero lenta, hacia fuera.
Ya tenemos la carcasa libre para su nuevo ocupante.
Obviamente, la barra a desechar se tira.

Limpiamos el interior de la carcasa con un trocito de papel de cocina y un poquito de agua micelar.
Es mejor el papel de cocina porque es resistente y no suelta pelusa.
Yo he preferido usar agua micelar a cualquier otro producto para no dañar el esmaltado de la carcasa. A veces los alcoholes estropean este efecto.

Quitamos las pegatinas de la carcasa que vamos a rellenar.
Si os cuesta despegarlas, levantad un piquito de las mismas con la uña, suavemente, y tirad de ellas con cuidado con ayuda de las pinzas. De nuevo, lento, y con cuidado.

Si quedan pegotitos de pegamento de las etiquetas, aplicad un poquito de algún aceite denso (yo usé de oliva) y masajead un poco sobre los restos con dicho aceite.
Después, despacito, y sin apretar de más, vamos eliminando esos restos con ayuda de un trozo de papel de cocina, haciendo circulitos sobre la zona donde hayamos puesto el aceite.
Una vez eliminado el pegamento, eliminamos los restos de aceite con cuidado. Yo lo hice directamente con un papel de cocina limpio.

La carcasa elegida como recipiente ya está preparada.

Ahora tomamos la barra de labios a depotar.

Como antes, sacamos el labial tirando de él con sumo cuidado y, directamente, lo metemos con el mismo mimo en su nuevo recipiente hasta que notemos tope.

Para asegurarnos de que está bien encajado, subimos y bajamos el tubo un par de veces y ponemos la tapa. Todo debería ir bien si lo hemos hecho correctamente.

Quitamos con cuidado la etiqueta donde pone el nombre y marca del labial trasvasado con el mismo sistema que eliminamos las del envase recipiente, y la pegamos en el tope del labial.

 

¡Y ya está!
Ya tenemos nuestra barra elegida con un fabuloso vestido nuevo.

En realizar este proceso se tardan unos 10 minutos, más o menos, y es más fácil de lo que parece.
¿Os atreveríais a hacerlo?¿Lo habéis probado ya?¿Os ha resultado interesante el post, potingueras?